MEDI. José Alonso Pacheco Méndez.
Maestro en Educación y Docencia con enfoque en Investigación.
Licenciado en Educación Física.
Correo: joseppachernikoff@gmail.com
El conocimiento es multifacético: hay conocimiento sobre conceptos abstractos, sobre cómo resolver problemas rutinarios de manera eficiente y eficaz, sobre cómo manejar situaciones con problemas dinámicos y complejos, entre otros. Todas estas facetas interactúan para contribuir a la formación integral de una persona. Cuando el conocimiento se estructura de forma fragmentada e inconexa, el aprendiz puede saber mucho sobre un área, pero, si no puede movilizar sus saberes hacia otras áreas, será incapaz de usar ese conocimiento para resolver problemas relevantes de la vida real.
La educación física está considerada dentro del modelo pedagógico de la Nueva Escuela Mexicana, como asignatura dentro de área de Desarrollo personal y Social, y que próximamente, tendrá cambios nominativos nuevamente.
El programa de educación 2017, define la Educación Física como:
"una forma de intervención pedagógica que contribuye a la formación integral de niñas, niños y adolescentes al desarrollar su motricidad e integrar su corporeidad. Para lograrlo, motiva la realización de diversas acciones motrices, en un proceso dinámico y reflexivo, a partir de estrategias didácticas que se derivan del juego motor, como la expresión corporal, la iniciación deportiva y el deporte educativo, entre otras (SEP, Aprendizajes clave, 2017, pág. 161)
Considerando el mismo programa, se tiene que el eje rector de la asignatura de educación física es la Competencia Motriz, misma que está definida cómo “una adquisición o una construcción, y no necesariamente un producto de la carga genética de las personas” (SEP, Aprendizajes clave, 2017, pág. 173).
Ser competente significa aprender e identificar nuestras posibilidades y límites al momento de realizar una acción motriz o resolver una tarea; tiene que ver con la generación, actualización y aplicación de tres tipos de conocimientos: declarativo, procedimental y estratégico, implicados en el saber hacer, saber actuar y saber desempeñarse.
De igual manera, la competencia motriz, se refiere a la capacidad de responder a los estímulos internos y externos, generando una reacción y una acción, que se adecue a cada situación a la cual se enfrenta el individuo.
La motricidad en el sentido estricto de la definición, se entiende como el aspecto biológico de la movilidad, la acción meramente realizada o a realizar, el hecho de desplazar un segmento del cuerpo o todo, de un punto a otro, implicando las capacidades físicas y motrices que posea la persona.
Debido a la pandemia, se han detectado deficiencias motrices en niños, niñas y adolescentes, que están repercutiendo en su vida presente y que tendrá consecuencias en su vida futura.
Esta situación nos lleva a generar una transversalidad con otras temáticas y asignaturas, para poder establecer un desarrollo integral del niño.
Esta transversalidad lo establece la misma programación de educación en su documento. Donde se estipula que la asignatura de educación física debe vincularse con los saberes de otras asignaturas. Y que esta transversalidad debe estar programada, planificada y evaluada.
Pero, si ya sabemos que la educación física es transversal con otros saberes enfocados a la salud física del ser humano, ¿es necesario plasmarlo en una planificación?
El hecho de preocuparnos más por la transversalidad de la educación física que por el eje de la asignatura ¿no pondrá a la educación física como una asignatura de apoyo y no tendrá el peso y realce que debería tener?
Por ejemplo: si dentro de mi planeación de educación física, el aprendizaje que busco es la experimentación de patrones básicos de movimiento en un ambiente fuera de la escuela (un campo o cancha cercana), y de manera transversal se quiere trabajar temas de biología o historia del lugar, ¿Quién debe planificar esa transversalidad?
En lo que respecta a la educación física, puede decirse que “la escuela nueva o activa contribuyó a ampliar sus fines y funciones, puesto que le aportó nuevas tendencias de estudio, ámbitos de aplicación y prácticas con sentidos y significados polivalentes” (Camerino y Castañer, 2001, citados por Buscà, Francesc, 2004).
Sin embargo, la educación física ya es una asignatura transversal sin necesidad de planificarlo, por su enfoque y metodología. Y el hecho de planificar la transversalidad desde la educación física, pone en tensión al docente, porque entonces la planeación se centra en lo que el alumno está viendo con el docente frente a grupo, teniendo esto diversos factores que pueden presentarse en contra del aprendizaje dentro de la asignatura.
Prieto, Raul (2006), en su documento dice que: reconocidos como contenidos educativos, los temas transversales deben impregnar la actividad docente y estar presentes en el aula de forma permanente, pues se refieren a problemas y preocupaciones fundamentales de la sociedad. Conseguiremos una educación en valores diseñando actividades relacionadas con los siguientes ámbitos: Educación Moral y Cívica. Educación para la Paz. Educación para la Igualdad entre ambos Sexos. Educación para la Salud. Educación Sexual. Educación Ambiental. Educación del Consumidor. Educación Vial.
El docente de educación física puede planificar su clase desde estos temas y utilizar las estrategias didácticas con enfoque motriz, de tal manera que se cumple con la transversalidad que exigen el programa educativo, pero se le da la importancia como asignatura. El problema viene cuando entonces, se realiza la planeación con base en las necesidades del docente frente a grupo. Entonces ya no es una transversalidad, sino un apoyo al colega para poder reforzar su tema.
Aun cuando esto no tenga quizás mucha relevancia, si podría dar de que pensar, puesto que el trabajo de planificación realizado con anterioridad por el docente de educación física quedaría de lado, por lo tanto, la importancia que tiene la signatura se pierde, y queda nuevamente como materia de apoyo.
A manera de conclusión, se quedan las siguientes preguntas:
¿Quién debe planificar la transversalidad de los temas, el que lo requiere o quien lo realiza? ¿Se debe planificar una transversalidad de la educación física si ya se aplica por la misma esencia de la asignatura? ¿Se debe obligar al docente de educación física a planificar transversalmente o se deja por hecho que la educación física es transversal a otras asignaturas?